Sergio en Madrid
Nos separan 612 kilómetros, pero nos unen muchos momentos, sensaciones y sentimientos.
Está tranquilo y contento y para mí eso es lo más importante. El jueves me iré para allá, en nuestro coche nuevo, solita pero muy ilusionada. Nos pondremos a buscar un piso donde vivir esta nueva temporada. Tengo la intuición de que habrá suerte y lo conseguiremos pronto. (De allí no me vengo hasta que lo encuentre!). Aparte de lo que hemos buscado por internet, en la Nissan le han proporcionado una lista de pisos de alquiler y de inmobiliarias. El consejo ha sido que busquemos en Alcorcón y en Leganés. ¡A ver qué tal va todo!
Sólo me quedan 2 días de trabajo y no van a ser nada aburridos. La noche de Reyes se acerca y la gente, harta de dar vueltas, acaba comprando cualquier cosa. Las existencias se acaban y las estanterías se van quedando vacías. No lo entiendo: ahora que es cuando más se vende no traen mercancía. Igualmente ganan una pasta!
Hoy me he llevado un buen susto. Ha pasado por allí una señora mayor con su hija, disminuida psíquica, y ésta se ha puesto a hacer unas cosas muy extrañas. Ha dado unos golpes en el mostrador que yo estaba y ha tirado unas capas que estaban en perchas al suelo. Después ha empezado a gritar y a tirarse por el suelo. Las personas que andaban por allí se han parado a mirar y yo no sabía qué hacer. La madre-anciana estaba muy tranquila, tan sólo decía en catalán: "Mariona, levántate, venga". Yo le he dicho que si quería que llamara a un médico (hay uno en el centro comercial) pero con toda serenidad me ha dicho que no hacía falta. ¡Menudo susto! Por un momento he pensado que iba a tirar todo lo que tuviera por delante y que incluso podría agredirme. Y a la vez he creído que sería un ataque epiléptico o algo parecido. En fin, un ingrediente más del día.
Tengo buenos presentimientos para este año que acaba de empezar. En Nochevieja hice lo de escribir en un papel tres deseos y entrar en el nuevo año con él bajo el pie izquierdo (o era en el derecho?). Después lo quemé. Pero en un primer momento pensé no hacerlo porque siento que no hace falta esto, que ya soy afortunada y que lo único que puedo pedir es que todo siga como hasta ahora. Mis tres deseos no son un gran secreto. Siempre pido lo mismo y, aunque no recuerdo exactamente cuáles fueron los del año anterior, creo que de momento se van cumpliendo. La salud no me falta ("del todo". Hoy he recogido los resultados del análisis y han salido bien), el amor rebosa en mí "por los cuatro costaos" y el trabajo acaba saliendo.
¡Cuánta gente desearía estar en mi lugar! Por ello no puedo quejarme (aunque a veces no hay más remedio);-)
Está tranquilo y contento y para mí eso es lo más importante. El jueves me iré para allá, en nuestro coche nuevo, solita pero muy ilusionada. Nos pondremos a buscar un piso donde vivir esta nueva temporada. Tengo la intuición de que habrá suerte y lo conseguiremos pronto. (De allí no me vengo hasta que lo encuentre!). Aparte de lo que hemos buscado por internet, en la Nissan le han proporcionado una lista de pisos de alquiler y de inmobiliarias. El consejo ha sido que busquemos en Alcorcón y en Leganés. ¡A ver qué tal va todo!
Sólo me quedan 2 días de trabajo y no van a ser nada aburridos. La noche de Reyes se acerca y la gente, harta de dar vueltas, acaba comprando cualquier cosa. Las existencias se acaban y las estanterías se van quedando vacías. No lo entiendo: ahora que es cuando más se vende no traen mercancía. Igualmente ganan una pasta!
Hoy me he llevado un buen susto. Ha pasado por allí una señora mayor con su hija, disminuida psíquica, y ésta se ha puesto a hacer unas cosas muy extrañas. Ha dado unos golpes en el mostrador que yo estaba y ha tirado unas capas que estaban en perchas al suelo. Después ha empezado a gritar y a tirarse por el suelo. Las personas que andaban por allí se han parado a mirar y yo no sabía qué hacer. La madre-anciana estaba muy tranquila, tan sólo decía en catalán: "Mariona, levántate, venga". Yo le he dicho que si quería que llamara a un médico (hay uno en el centro comercial) pero con toda serenidad me ha dicho que no hacía falta. ¡Menudo susto! Por un momento he pensado que iba a tirar todo lo que tuviera por delante y que incluso podría agredirme. Y a la vez he creído que sería un ataque epiléptico o algo parecido. En fin, un ingrediente más del día.
Tengo buenos presentimientos para este año que acaba de empezar. En Nochevieja hice lo de escribir en un papel tres deseos y entrar en el nuevo año con él bajo el pie izquierdo (o era en el derecho?). Después lo quemé. Pero en un primer momento pensé no hacerlo porque siento que no hace falta esto, que ya soy afortunada y que lo único que puedo pedir es que todo siga como hasta ahora. Mis tres deseos no son un gran secreto. Siempre pido lo mismo y, aunque no recuerdo exactamente cuáles fueron los del año anterior, creo que de momento se van cumpliendo. La salud no me falta ("del todo". Hoy he recogido los resultados del análisis y han salido bien), el amor rebosa en mí "por los cuatro costaos" y el trabajo acaba saliendo.
¡Cuánta gente desearía estar en mi lugar! Por ello no puedo quejarme (aunque a veces no hay más remedio);-)
2 comentarios
Aida -
Cuidado con la carretera!
Un besote
Raquel -