Mi primer día
Después de tres años fuera de Cataluña no he recordado sus mañanas de otoño tan frías hasta esta misma mañana. He llegado al instituto muy temprano, como me suele ocurrir siempre, así que he pasado 20 minutos ante mi segundo hogar hasta que finalice las prácticas.
Los niños iban llegando y, por fin, alguien se ha fijado más en mí: Beatriz o Bea. El encuentro ha sido cálido, me he sentido bien. Tenía ganas de ver cosas y se me ha ofrecido la oportunidad a los pocos minutos: 8.30 - Clase de 3º de ESO (refuerzo) Aula pequeña y estrecha, pocos alumnos y yo observando desde atrás. Todos mis sentidos quieren empaparse de experiencia.
El primer contacto, la primera pregunta: cómo les ha ido el fin de semana. Tras repasar brevemente lo visto el último día, se introduce el tema de hoy: los géneros. Bea aún no ha abierto el libro; éste es tan sólo un apoyo, una ayuda, pero no el que marca y guía la clase. Mediante preguntas dirigidas a nadie en particular, la clase se hace más participativa, a pesar de que es primera hora y algunos tenían más sueño que ganas de aprender y hacer cosas. Bea continúa en su diálogo con los alumnos pero no sentada en una silla tras la mesa del PROFESOR (como la mayoría de mis profesores hacían, no sé si por comodidad o por marcar la situación de inferioridad del alumnado), sino apoyada en esa mesa, mucho más próxima al alumnado. Su movimiento por la clase, sus cambios de tono de vos o de ritmo acompañan la elaboración colectiva de un poema sobre el nacimiento. Los alumnos comprueban que una composición literaria se elabora, pero sobre todo se reelabora.
La actividad en grupo llega tras haber realizado la lectura de un poema de Quevedo y una re-lectura comprensiva. Deben resumir el contenido del poema y, primera tarea para mí, yo deberé corregirlo para el día siguiente. ¿Cómo?, ¿nos han enseñado a hacerlo? No es fácil. Lo he intentado. A ver cómo ha salido. Les ha costado un poco empezar (pánico ante el papel en blanco), pero mediante unas mínimas instrucciones han podido hacerlo.
El tiempo se pasa muy rápido. La verdad es que, desde mi experiencia, ha sido una mañana corta pero muy intensa, al revés de la mayoría de mañanas que viví durante mi etapa de instituto: largas y pesadas. Tal vez sea una impresión propia de los primeros días, en los cuales intento ser una esponja andante para empaparme de TODO.
Mi práctica docente consistirá en trabajar la ARGUMENTACIÓN. Me encargaré de explicar la teoría y de realizar unas actividades para después poner todo ello en práctica en un foro (gran palabra un "pelín" desconocida para mí a nivel práctico, pero no tardará en hacerse muy familiar).El foro tratará de un tema actual del Quijote: ¿adaptación o lectura original? o ¿clásico actual o pasado de moda? o algún otro que se nos ocurra. Deberá tener un título atractivo. Me ilusiona la idea. ¿Funcionará?
Aparte del contacto con el instituto blanco, los alumnos medio-altos y mi tutora, también he conocido a la directora (me gusta una mujer en ese puesto; no estoy acostumbrada a verlo), el jefe de estudios y otros profesores, incluidos los del departamento. Me he preguntado si para ellos seré una especie de "intrusa" (espero que no). ¿Cierta inseguridad? Supongo que en unos días desaparecerá.
La segunda cita ha sido con el 3ºde ESO correspondiente al de refuerzo anterior. Evidentes son las diferencias entre los dos grupos a la hora de plantear la clase. Uno permite profundizar más, mientras que en el otro lo interesante es transmitir las nociones básicas y que participen al máximo.
Esperamos en la puerta hasta que todos han entrado (me parece una buena opción). Una de las cosas que más me ha llamado la atención ha sido la interdiciplinariedad que se da en el centro. En clase se hacen referencias a contenidos trabajados en otras asignaturas como Historia, Cultura Clásica o Inglés, y los departamentos de castellano y catalán están tan coordinados que evitan repetir contenidos repartiéndose determinados temas.
Un toque de originalidad llega cuando Bea canta un fragmento de un romance. Deben estar acostumbrados sus alumnos porque no se sorprenden. Les gusta y le piden que lo cante entero.
¡Ah! Otra cosa a destacar es el empleo, por parte de la profesora, de un lenguaje cercano. El uso de tecnicismos en su momento, pero la idea de clase magistral o de especie de conferencia, tal y como solían hacer mis profesores (palabras siempre medidas), se ha acabado. Incluso el sarcasmo está presente. Y es lógico, ya que el ámbito escolar no se encuentra en una burbuja sino inmerso en una sociedad con una realidad determinada.
Otra idea importante es que los alumnos no toman apuntes, no copian como yo solía hacer, sino que escuchan, atienden y participan. Y cuanto más se haga referencia a un lugar, hecho o personaje cercano a ellos, más participan. La motivación, si no se produce voluntariamente, se busca a través de preguntas que sepan contestar.
La referencia a contenidos ya explicados o que se van a explicar suele ser una constante en todos los grupos. De esta forma, se relaciona lo que se está explicando con un todo, el cual debe ser el conjunto de conocimientos que deben ser adquiridos.
¡Uy! No sé si esto se está alargando demasiado, pero es que han sido muchas cosas las que he recogido y me gustaría dejar constancia de ellas. Sin embargo, creo que en los próximos días podré desarrollarlas con más calma.
Si tuviera que señalar los tres aspectos más significativos para mí en el día de hoy serían los siguientes:
1.- Los alumnos son personas que viven una realidad social y su formación no puede dar la espalda a este hecho.
2.- El trabajo de profesor está estrechamente vinculado con su vida personal.
3.- Existe una gran diferencia entre ser un espectador ante un buen o mal actor y ser un observador del espectador y del actor.
Bueno, sin más cosas que decir por hoy, pero muchas en las que pensar, me despido hasta mañana.
Gracias por permitirme la experiencia de este diálogo conmigo misma.
Los niños iban llegando y, por fin, alguien se ha fijado más en mí: Beatriz o Bea. El encuentro ha sido cálido, me he sentido bien. Tenía ganas de ver cosas y se me ha ofrecido la oportunidad a los pocos minutos: 8.30 - Clase de 3º de ESO (refuerzo) Aula pequeña y estrecha, pocos alumnos y yo observando desde atrás. Todos mis sentidos quieren empaparse de experiencia.
El primer contacto, la primera pregunta: cómo les ha ido el fin de semana. Tras repasar brevemente lo visto el último día, se introduce el tema de hoy: los géneros. Bea aún no ha abierto el libro; éste es tan sólo un apoyo, una ayuda, pero no el que marca y guía la clase. Mediante preguntas dirigidas a nadie en particular, la clase se hace más participativa, a pesar de que es primera hora y algunos tenían más sueño que ganas de aprender y hacer cosas. Bea continúa en su diálogo con los alumnos pero no sentada en una silla tras la mesa del PROFESOR (como la mayoría de mis profesores hacían, no sé si por comodidad o por marcar la situación de inferioridad del alumnado), sino apoyada en esa mesa, mucho más próxima al alumnado. Su movimiento por la clase, sus cambios de tono de vos o de ritmo acompañan la elaboración colectiva de un poema sobre el nacimiento. Los alumnos comprueban que una composición literaria se elabora, pero sobre todo se reelabora.
La actividad en grupo llega tras haber realizado la lectura de un poema de Quevedo y una re-lectura comprensiva. Deben resumir el contenido del poema y, primera tarea para mí, yo deberé corregirlo para el día siguiente. ¿Cómo?, ¿nos han enseñado a hacerlo? No es fácil. Lo he intentado. A ver cómo ha salido. Les ha costado un poco empezar (pánico ante el papel en blanco), pero mediante unas mínimas instrucciones han podido hacerlo.
El tiempo se pasa muy rápido. La verdad es que, desde mi experiencia, ha sido una mañana corta pero muy intensa, al revés de la mayoría de mañanas que viví durante mi etapa de instituto: largas y pesadas. Tal vez sea una impresión propia de los primeros días, en los cuales intento ser una esponja andante para empaparme de TODO.
Mi práctica docente consistirá en trabajar la ARGUMENTACIÓN. Me encargaré de explicar la teoría y de realizar unas actividades para después poner todo ello en práctica en un foro (gran palabra un "pelín" desconocida para mí a nivel práctico, pero no tardará en hacerse muy familiar).El foro tratará de un tema actual del Quijote: ¿adaptación o lectura original? o ¿clásico actual o pasado de moda? o algún otro que se nos ocurra. Deberá tener un título atractivo. Me ilusiona la idea. ¿Funcionará?
Aparte del contacto con el instituto blanco, los alumnos medio-altos y mi tutora, también he conocido a la directora (me gusta una mujer en ese puesto; no estoy acostumbrada a verlo), el jefe de estudios y otros profesores, incluidos los del departamento. Me he preguntado si para ellos seré una especie de "intrusa" (espero que no). ¿Cierta inseguridad? Supongo que en unos días desaparecerá.
La segunda cita ha sido con el 3ºde ESO correspondiente al de refuerzo anterior. Evidentes son las diferencias entre los dos grupos a la hora de plantear la clase. Uno permite profundizar más, mientras que en el otro lo interesante es transmitir las nociones básicas y que participen al máximo.
Esperamos en la puerta hasta que todos han entrado (me parece una buena opción). Una de las cosas que más me ha llamado la atención ha sido la interdiciplinariedad que se da en el centro. En clase se hacen referencias a contenidos trabajados en otras asignaturas como Historia, Cultura Clásica o Inglés, y los departamentos de castellano y catalán están tan coordinados que evitan repetir contenidos repartiéndose determinados temas.
Un toque de originalidad llega cuando Bea canta un fragmento de un romance. Deben estar acostumbrados sus alumnos porque no se sorprenden. Les gusta y le piden que lo cante entero.
¡Ah! Otra cosa a destacar es el empleo, por parte de la profesora, de un lenguaje cercano. El uso de tecnicismos en su momento, pero la idea de clase magistral o de especie de conferencia, tal y como solían hacer mis profesores (palabras siempre medidas), se ha acabado. Incluso el sarcasmo está presente. Y es lógico, ya que el ámbito escolar no se encuentra en una burbuja sino inmerso en una sociedad con una realidad determinada.
Otra idea importante es que los alumnos no toman apuntes, no copian como yo solía hacer, sino que escuchan, atienden y participan. Y cuanto más se haga referencia a un lugar, hecho o personaje cercano a ellos, más participan. La motivación, si no se produce voluntariamente, se busca a través de preguntas que sepan contestar.
La referencia a contenidos ya explicados o que se van a explicar suele ser una constante en todos los grupos. De esta forma, se relaciona lo que se está explicando con un todo, el cual debe ser el conjunto de conocimientos que deben ser adquiridos.
¡Uy! No sé si esto se está alargando demasiado, pero es que han sido muchas cosas las que he recogido y me gustaría dejar constancia de ellas. Sin embargo, creo que en los próximos días podré desarrollarlas con más calma.
Si tuviera que señalar los tres aspectos más significativos para mí en el día de hoy serían los siguientes:
1.- Los alumnos son personas que viven una realidad social y su formación no puede dar la espalda a este hecho.
2.- El trabajo de profesor está estrechamente vinculado con su vida personal.
3.- Existe una gran diferencia entre ser un espectador ante un buen o mal actor y ser un observador del espectador y del actor.
Bueno, sin más cosas que decir por hoy, pero muchas en las que pensar, me despido hasta mañana.
Gracias por permitirme la experiencia de este diálogo conmigo misma.
1 comentario
Bea -
Pero bueno, todo lo iremos haciendo.
Un beso muy fuerte y enhorabuena.